Por Orlando Ardito, Gerente General de EPEI- Perú
La luz puede llegar a producir distintos estímulos y sensaciones en las personas. No utilizar los niveles de luz adecuados puede generar problemas como dolor de cabeza, de articulaciones y contribuir a dolencias como el estrés o el insomnio. Hoy se tiene evidencia que, dependiendo de la intensidad o color de la luz a la que estén expuestos los seres humanos, habrá una reacción o respuesta emocional y de comportamiento que irán de la mano.
“La luz puede cambiar el rendimiento laboral de un trabajador. Si estamos expuestos al tipo de luz correcta, en el momento correcto, es altamente probable que nuestra capacidad de producir y de ser eficientes será significativamente mayor si la luz es inadecuada, estática o de mala calidad.”
Por lo general, cuando adquirimos productos de iluminación para el hogar lo primero que preguntamos es ¿cuánto consume? o ¿cuántos watts tiene? Hoy, que el mercado ofrece la tecnología LED, tenemos que apropiarnos de otros criterios para evaluar qué nos conviene más cuando deseamos iluminar nuestra vivienda, negocio e industria.
Si bien los watts constituyen una unidad de medida que nos indica la potencia (es decir, la cantidad de energía que consume el foco), con las nuevas tecnologías LED podemos medir con mayor precisión la calidad de la iluminación; y no solo pensar en el importante ahorro de energía que representan en nuestro consumo.
Debemos saber que, para medir la capacidad de iluminación de una fuente de luz debemos utilizar el flujo luminoso (cantidad de luz que se irradia) y eso lo medimos en lúmenes. A mayor cantidad de lúmenes, más intensidad de luz.
Todo esto nos hace pensar que el aporte de la tecnología no solo debe ser valorado por el nivel de ahorro que genera a las personas, sino considerar otros argumentos cuando se adquiere una lámpara o foco, como el número de lúmenes que ofrece. Conocer el número de watts nos da una idea de la cantidad de energía que se necesita para funcionar, pero es el número de lúmenes el valor que nos permitirá saber con certeza qué tanta iluminación proporcionará la lámpara. La combinación perfecta será una mayor cantidad de lúmenes con una menor potencia.
“Hoy gracias a la tecnología LED es posible disponer de equipos de muy bajo consumo de energía, lo que genera un menor gasto asociado; también nos permite tener mejor calidad de iluminación. Ahora antes de pensar en watts debemos pensar en LÚMENES… a más lúmenes, mejor iluminación.”
Finalmente, es importante advertir que el desarrollo de la tecnología en iluminación puesta al servicio de las personas, considerando el espacio físico y las necesidades, puede hacer la diferencia en el estado de ánimo o impactar positivamente en el bienestar, rendimiento, salud y la productividad de los seres humanos