Por German Loyaga – Kathy Miranda
Américo Teófilo Castillo Milla, es un próspero pequeño empresario, natural de la sierra de Áncash, que llego a Lima hace 21 años. En su natal ciudad trabajaba como chofer, pero un buen día una tía le pidió que viniera a Lima a ayudarla y trabajar con ella en el negocio de abarrotes que tenía en el centro comercial Minka, pero además le dijo que el era soltero y que cualquier cosa lo iba a apoyar.
Al iniciar la ayuda a su tía no tenía ni la más mínima idea de cómo apoyarla en la tienda de abarrotes, pero con el transcurrir del tiempo fue aprendiendo y permaneció apoyándola en el negocio familiar por espacio de dos años, en cuyo tiempo se hizo amigo de mucha gente y en base a su esfuerzo logro hacerse de un pequeño capital, hasta que un día de tantos, su tía le propone que trabaje en un puesto de pollos que había quedado libre en el mismo centro comercial Minka, pero esta vez Américo iba a ser su propio jefe.
Según comenta Américo con cierta nostalgia, a quien con cariño le dicen “Chino”, empezó el negocio avícola sin tener también el mínimo conocimiento del manejo de un negocio de esa naturaleza, pero asumió el reto porque quería depender de él mismo, pero además su propia tía lo alentó a salir adelante en este emprendimiento.
Fortaleza y voluntad
“Los primeros meses fueron fatales, todo era pérdida, dado que no sabía nada del negocio, pues me había especializado en manejo de abarrotes. Vendía todo el día, pagaba mi pollo y me faltaba, no sabía cómo llevar el negocio, no sabía cómo poner precio, cómo vender el kilo de pechuga, pierna o de pollo entero, no sabía nada; sin embargo, con el tiempo y preguntando poco a poco a otras personas que ya sabían me fueron enseñando y fui agarrando el hilo”.
“Debo confesar que a los seis meses quería tirar la toalla, quería irme a trabajar a otro lado, había perdido mi capital; pero mi tía me dijo, hijo yo sé que tú puedes, eres inteligente todo lo que tenemos tú lo has hecho crecer, yo sé que lo vas a lograr. Con ese aliento regrese al puesto y comenzé a entender el negocio y de que se trataba todo esto y posteriormente me comenzó a ir bien, aunque después de ocho meses a un año de arduo trabajo”, señaló Américo Castillo.
Minka
El “chino”, se inició con una inversión de aproximadamente 10 mil soles que los perdió en esos meses de inició de la avícola, sin embargo, lo fue recuperando. “Mi puesto se llama avícola “El Chino”, pago directamente a Minka por el alquiler y renuevo contrato cada dos años. Pago por agua, luz y local alrededor de 10 mil 500 soles mensuales.
Para “El Chino”, los años 2004, 2005 y 2006 fueron boom en el negocio; además detalla que se logró contactar directamente con la avícola San Fernando, quienes se convirtieron en su proveedor llevándole el producto directamente de la granja, por lo que su inversión fue bastante mayor, y es en ese contexto que la avícola le pregunta cuantos pollos puedes comprar diariamente, y responde que entre 700 a mil pollos diarios, por lo que San Fernando le dio un precio directo de granja y ahí es donde logra hacer mayor capital, trabajando en este sistema por seis años.
Luego, por diversas circunstancias empezó a trabajar con la avícola Redondos y también con Santa Elena. “Ahora compro pollo beneficiado a terceros, todo directamente con pedidos diarios de 600 a 700 pollos”.
Américo Castillo se levanta todos los días a las 4 y media de la madrugada y se dirige a su negocio desde los Olivos a esperar que a eso de las 6 de la mañana llegue la carga de los pollos, para que a partir de esa hora el personal con que cuenta empieza la tarea filetear, eviscerar y acomodar la mercadería para la atención al público.
“Formalmente mi empresa se denomina Corporación Castillo, que la he creado en el 2011, ya anteriormente operaba como persona natural, pero desde esa fecha esta constituida como persona jurídica Actualmente trabajo doy trabajo a seis personas los cuales vienen trabajando conmigo desde hace más de 10 años”, detalla Castillo.
Avícola “El Chino” vende pollo, gallina, pato y congelados, todos los días. El tratamiento del producto es muy importante, pues comenta que no suele amontonarlo, sino que tiene todo tipo de equipamiento, personal especializado para trozar, filetear y ofrecer las diversas presentaciones para todo lo que requiera el cliente.
“Proveemos a chifas, restaurantes, para concesionarios, barcos, totalmente preparados al gusto del cliente. “Yo creo que todo negocio es rentable en la medida que uno lo maneje, salvo que sea algún producto de menor salida”.
La pandemia
“La pandemia nos golpeó mucho, pues tenía pensado realizar un proyecto grande, y para ello ya había alquilado otro puesto más para expandirme, porque tenía más clientes; pero en marzo con las restricciones que dio el gobierno se me truco todo, me agobiaron las deudas, los alquileres no perdonaron, seguían los gastos y la entrada se me vino abajo. Tuve que sacar un préstamo y me conseguí Reactiva que me ayudó bastante. Retrocedí y me quedé acá”.
“Las ventas se han reducido en 80% al inicio de la pandemia, y poco a poco cambió a 30 y 40 %, ahora se ha recuperado un promedio de 20% recuperado. La diferencia es que antes el precio del pollo era más cómodo, había un margen de ganancia mayor, ahora se ha elevado el precio y a los clientes no se les puede elevar mucho el precio porque no hay dinero”.
“Antes ganaba un 20% líquido, ahora mis márgenes de rentabilidad son de 10%. La subida del precio del pollo se debe a la subida del dólar, la pandemia, y por el alimento del pollo que es importado”. Agrega que antes de la pandemia, había empresas pequeñas que criaban pollo y competían con las grandes empresas y les obligaban a bajar los precios”.
“Ahora eso cambio, pues dichas empresas pequeñas quebraron, sólo hay empresas grandes y estás ya no bajan sus precios y más bien las mantienen a fin de ganar rentabilidad y el monopolio es más grande. Lo que yo hago es dirigir personalmente mi negocio, mi clientela no ha bajado porque es importante permanecer uno mismo en él, porque de lo contrario con tanta competencia se van a otro lado”.
Hablando positivamente, “el chino” piensa que el mercado se va recuperar, si seguimos adelante haciendo las cosas bien, pues es la única forma que hay para el desarrollo del país.
“Manejar uno mismo su negocio, dar un trato justo a los clientes y no engañarlo, y ser honesto en el negocio es lo que garantiza mi éxito”, enfatizó Américo Castillo.